LIMPIAR

Qué fácil resulta aparecer en la red y qué difícil es, según parece, desaparecer. Es un debate muy actual ese de “quitarse de la red”. Todo comenzó haciéndonos disfrutar de la exhibición pública de nuestros hobbies, de un aparentemente moderado exhibicionismo casero que nos permitía, aprovechándonos de la democratización de la red, llegar a cualquier parte, encontrar amigos o incluso pareja.

En poco tiempo superamos el pudor inicial y pasamos al ¿porqué yo no? Pero llega el momento en el que, por lo que sea, se te quitan las ganas de estar en la red de redes y caes en la cuenta de que no es tan sencillo, lo que has publicado, ahí se queda. Una hemeroteca, pero a lo bestia. También es cierto que todo lo que escribiste queda dentro de esa gran montaña compuesta por información de verdad, informaciones sesgadas, gossips, maledicencias, basura de todos los colores, tonterías de todos los tamaños, sabiduría (menos) y que es el vertedero contemporáneo que acumula insaciablemente las ocurrencias que a cada uno de nosotros nos han parecido oportunas. Como ropa en una lavadora de capacidad infinita, gira continuamente, se mezcla, cambia de lugar, lo que está arriba luego está debajo y luego detrás, se contagia de los colores de lo de al lado, de manera que en cada momento es más complicado saber lo que hay o cuál fue su estado original.

Para nuestro alivio, la confusión puede ser una ventaja. Se suele decir que demasiada información ya no es buena información y eso, a la hora de querer desaparecer, juega a nuestro favor. Pero si alguien se empeña en buscar o buscarte, será raro que no encuentre algo, al menos un rastro que lleve a otra cosa y esa otra a… La red funciona como un gran patio de vecinos. Fisgamos y somos fisgados, eso tiene.

Ya han empezado los usuarios a darse cuenta de que esa exhibición gratuita no aguanta el paso del tiempo y por vergüenza o por algún tipo de conveniencia, hay que buscar maneras de desaparecer. Tengo un amigo que dice que todo el mundo tiene un pasado, pero que algunos, dos. Y en el imperio de Google pasar de la primera página a la veinte también es una tarea que hay que currarse.

El remedio contemporáneo al cambio de domicilio sin avisar, ya existe, son las empresas que hacen labor de detergentes, que trabajan en borrar huellas en la red. Su tarea no consiste en hacer desaparecer la información, sino en activar otras de más valor, bien etiquetadas y planificadas, que se renueven periódicamente y vayan mejorando la imagen de la persona (o la marca) hasta conseguir ponerse por delante de los residuos que se quieren liquidar. Lo que más recomiendan es, por ejemplo, crear un blog.

Ahora os entrará la intriga acerca de porqué estoy escribiendo esto ¿no?

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